Palermo ganará aprendiendo a remotivar los recursos humanos | ilSicilia.it

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Valoremos lo que tenemos, empecemos por construir una clase dominante que sepa motivar

Querido

En cualquier ámbito laboral al que haya llegado, siempre me he tenido que ganar el aprecio de la tropa desde mis compañeros”oficiales“Siempre me miraban con la presunción de quien te espera en la puerta, seguro de que te puedes equivocar o incluso cansarte.
Así que cuando, para el papel cubierto, tuve que formar un equipo, me encontré en las mismas condiciones que Massimo Troisi cuando tuvo el sueño de la guerra por quedarse dormido tarde.

Sepa que cualquiera que sea la organización pública o privada, el poder de algunos ejecutivos se ejerce (por derecho propio) en la capacidad de mover los recursos humanos.
En el público, no tener que contar con presupuestos y por ende con el costo que tiene un recurso humano encomendado, el solo tener más personal que otro representa poder y prestigio.

Cualquier pedido de movimiento se convertía en una tragedia, una operación imposible seguida de un grito por la escasez histórica de personal o por la subdimensión de los recursos y por eso se aseguraba el “No”.

En el mejor de los casos, se le presentó una lista de personas (que solo en la mente del director, no sirvió de nada, todo seguido de una risita tortuosa).

Créanme cuando hablo de un problema de la clase dominante lo hablo con conocimiento de causa y no con “fantozianaironía.

Los recursos humanos siempre se han dividido en los que hacen y los que se limitan a 7.30-14.00 y desde que existe el presupuesto electrónico, no he ocultado el alivio de algunos ejecutivos, al deshacerse de la molesta tarea de revisar la hoja de firmas colocada en su escritorio.

Sucede pues que los recursos que “hacer“, terminan poniéndose a disposición de los nalgas famosas o buena oficina por lo que se vuelven reales gost-escritorel resto queda abandonado a su suerte porque nadie quiere ocuparse de él, como malu personajeusulavativo, con un nombre de chat, o claramente “incapaz(Sobre esto deberíamos escribir un libro aparte).

Entonces, ¿adivinen qué parte de los recursos me propusieron?

siempre siendo un motivador Acepté el reto cuando hubiera sido mejor no tener recursos que cuidar y el resultado final siempre fue haber construido un “equipo loco“, Sólidos, cohesionados y capaces de producir resultados, logrando la”mis visiones“(Sueña) proyectos prácticos y sometidos a la burla pública frente a afirmaciones a posteriori como:”seguro, scigghisti i miegghiu!(Has escogido los mejores) con mayor maldad en el momento en que algunos trasero famoso me los quitó, considerándolos maduros para convertirse en el próximo gost-escritor.

No digo nada nuevo para muchos de vosotros, habréis vivido todas estas experiencias, pero hoy no quiero presumir de cualidades particulares que poseo (a mi edad el falso pudor es hipócrita), pero quiero afirmar el principio de que en cada uno hay algo bueno sobre lo que construir, hay un fuego latente para trabajar sentado al lado, hay material para formar la única fuerza que existe en una organización: “El grupo“.

Esta palabra mágica es la gran cualidad de todo directivo de grupos humanos, el gran entrenador es el que cocina con los ingredientes que tiene y no el que siempre anda quejándose porque su plantilla está incompleta.

El buen entrenador es el que descubre recursos enterrados, motivaciones nunca dormidas pero ahora desanimadas.

El buen entrenador es el que reinventa a un jugador en un nuevo rol para cubrir la escasez de personal, eventualmente haciendo su fortuna.

El buen entrenador es el que crea un colectivo donde todos se sienten útiles y no deja a nadie atrás y al final créanme que necesariamente será un ganador, incluso cuando (raramente) no acierta porque el verdadero objetivo será el crecimiento.
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Aquí, si llegara a ser alcalde (pero no es mi destino), trasladaría a otros departamentos operativos a todos aquellos que pierden el tiempo armando expedientes sobre la calidad y meritocracia de objetivos establecidos por el fondo o autorreferenciados, dejaría a todos con una esperanza de crecimiento acorde a su potencial y los haría responsable también de acuerdo a su antigüedad y conocimiento de la máquina pública, motivaría, armaría un equipo que pueda encontrar el orgullo de pertenecer a una empresa (incluso la pública), luego una vez hecho esto, revisaría las plantas orgánicas y solo al final me abriría a nuevas entradas con movilidad y concursos.

Un líder que habla mal de sus compañeros de trabajo, un administrador que habla mal de sus empleados está condenado a perder, al igual que un entrenador que rompe su vestuario.

Palermo está llamado a grandes retos y si por una vez arrancar este fin de semana marcó la diferencia”el buen entrenador“,”el colectivo” y el “sacrificio de todos hasta las botas“Que en ese punto las botas ya no estarían, pero”héroes“?

Por eso valoramos lo que tenemos y si de verdad queremos cambiar algo, empecemos por construir una clase dirigente que sepa formar y motivar.

Déjame saber cómo resultará.
Un abrazo, Epruno.

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