La pequeña Elena asesinada por su madre. La mujer asistió al curso de enfermería en Messina.

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Elena del Pozzo, de 5 años en julio, fue asesinada en una soleada tarde siciliana y durante toda una noche su cuerpo quedó confiado al abrazo del Etna: es allí, en un campo baldío de Mascalucia en las laderas del volcán que respira fuego y vomita lava desde hace dos años, que Martina Patti había intentado excavar entre las aulagas un hoyo, pero demasiado pequeño para contener el cuerpo, metido en una matrioska de sacos negros, su propia hija sin vida.
Elena conocía bien ese campo, explicaron los carabinieri, porque allí iba a menudo con su madre a buscar verduras, flores, retamas: esas flores amarillas que resisten la lava, el carácter leopardo de madrastra, las de “campos salpicados de cenizas infértiles, y cubierto de lava de piedra, que resuena bajo los pasos del peregrino; donde la serpiente anida y se retuerce al sol».
La “serpiente” de Martina eran los celos. Con Alessandro del Pozzo tuvo a esta hija que, sin embargo, a pesar de su sonrisa y de sus ganas de vivir, no les había dado la oportunidad de una paz, de una tregua que, entre mil preocupaciones, dan los hijos a sus padres separados en una.
guerra a menudo latente.
“Infelicidad”: es el término que usan los carabinieri para definir la relación entre ambos, quienes desde que se separaron habían establecido relaciones con otras personas a lo largo del tiempo, cada uno por su propio camino, pero unidos por el bien de Elena: no es así.
Un lío judicial también se había metido en la forma en que Alessandro había terminado, acusado de un robo que nunca había cometido.Martina, en su premeditación del asesinato, también había incluido este elemento en la historia: los hombres a los que habían secuestrado.
la hija, lo hicieron para castigar al padre, a quien se le había metido en la cabeza buscar al verdadero culpable de aquel robo.La trama desarticulada duró poco tiempo, sustentada únicamente por los bramidos de las redes sociales, que desde ayer se relanzaban.
la patraña del secuestro al grito -legítimo, sacrosanto- de “No toques a los niños” pero sin reflexionar realmente sobre la incongruencia del plato ofrecido por la madre.

quien es martina patti

Veintitrés años, matriculado en la facultad de Ciencias de Enfermería del Policlínico de Messina, Martina vivía en Mascalucia, y con el padre de su hija, que había iniciado una relación con otra mujer, hacía tiempo que no se llevaban bien, según informó su familia, por lo que ambos se habían separado.
En Messina sus compañeros la recuerdan del curso, donde cursó el tercer año.

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Noticias desde Sicilia 2022-06-15 03:30:00