La agresión por la gestión del bar, no hubo extorsión sino “ejercicio arbitrario de las propias razones”

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No se trataba de extorsión sino de “ejercicio arbitrario de la propia razón”.
Los dos empresarios de Partinico, Salvatore y Francesco Brugnano, evitan así una sentencia muy fuerte que había sido solicitada por el Ministerio Público por 8 años de prisión.
La sección tercera del juzgado de Palermo ha fijado para ambos dos meses de prisión, en suspenso, por haberse apoderado por la fuerza del bar de la estación de servicio que habían cedido a la familia Termini para su gestión.

En 2015 la agresión

La historia comenzó en 2015 cuando el bar de la estación de servicio propiedad de la familia Brugnano, ubicada en la carretera estatal 113 en la salida de la autopista Partinico, fue cedida a la familia Termini.
Pero las relaciones se rompieron casi de inmediato.
La familia Brugnano se quejaba de la mala gestión del bar, con comida y bebida de mala calidad, con quejas de los clientes que siempre se dirigían hacia ellos.
Termini, en cambio, comenzó a vislumbrar en la insistencia de Brugnano una “interferencia indebida” que luego culminó en animada discusión y agresión.

El abandono de la dirección del bar

A partir de ese día, la familia Termini abandonó la gestión del negocio, a pesar de tener un contrato de 12 años, alegando haber sido forzada con violencia y haber tenido miedo.
Por el contrario, la familia Brugnano seguía manteniendo la tesis de que la mala gestión estaba perjudicando a toda la empresa con su nombre, repercutiendo también en la estación de servicio y en el buen nombre de su familia.
Primero surgió un litigio civil, solicitando los Termini una máxima indemnización por daños y perjuicios de 500 mil euros.
Luego también hubo una línea delictiva desde el momento en que se hipotetizó una supuesta extorsión.

Los abogados

“El hecho ha sido constatado -afirma el abogado Claudio Gallina Montana, que defendió a la familia Termini en el juicio-, aunque calificado de otro modo, el principio ha sido afirmado.
Ya se entregó todo al juez civil para la cuantificación del daño”.
“Mis clientes – argumentó Nicola Degaetano, abogado de la familia Brugnano con su colega Angelo Brancato – actuaron de esa manera porque estaban exasperados por la conducta insensata del negocio.
No hubo interferencia si consideramos que la gestión del bar se dio como venta de una unidad de negocio.
Al contrario, por contrato, habrían tenido que estar atentos y presentar sus quejas si fuera necesario”.

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