Centro-derecha, modelo Palermo: el laboratorio de las selecciones regionales

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Lo que pase en Palermo tendrá consecuencias para el resto.
La elección.

Palermo, en el calvario de la alcaldía, vale para Palermo, por sus lesiones, por las derrotas de los últimos años que han anulado casi por completo los recuerdos de felicidad. Palermo vale para el centroizquierda que saca motivos de vitalidad de una carrera que comenzó antes, sin embargo, sufre demasiada lentitud.
Palermo vale para el centroderecha que no entiende las divisiones que han producido sus propios protagonistas, poniendo en riesgo una victoria aparentemente sencilla.
Palermo vale para el Palazzo d’Orleans, el reto que vendrá.
Los protagonistas de una ruptura saben que, si no se recompone al máximo la trama del Palazzo delle Aquile, entonces será muy difícil que la Región lo comprenda.
Echar mal el juego ahora significa sentar las bases del naufragio en el otro, cuando no habrá ni siquiera una papeleta para pretender la paz.

Cascio, el niño obligado

Hoy Palermo ‘olfatea’ al nuevo Francesco Cascio que inicia su campaña como candidato en boleto con la Liga en Mondello.
Un íncipit que el médico de la fuerza sostendrá con la radio sintonizada en los otros campos, para entender las elecciones de los melonianos.
Y habrá curiosidad por sus arrugas políticas, por las perspectivas que ofrecerá.
Lo habíamos dejado desde chico berlusconi, capaz de encontrar espacio en terrenos irregulares, creciendo.
Lo encontramos con, sobre sus hombros, la carga de trabajo en Lampedusa, en la isla del sufrimiento y la esperanza ligada a los migrantes y con las estrellas de una bata blanca vacunadora comprometida en la emergencia del Covid.
Será un descubrimiento.

Los retadores y las combinaciones

La calidad personal de los retadores para el sillón más destacado es satisfactorio.
Ya mencionado de Cascio, carolina varchi tiene de su lado una militancia joven y apasionada que es siempre un signo reconfortante.
roberto lagalla, ex rector centrista, es un hombre equilibrado que sabe de hombres y de cosas.
También en el centro-izquierda, mirando al lado opuesto del tablero, un Franco Miceli todos reconocen la gracia y la competencia.
Cascio-Lagalla-Varchi es el estribillo que resuena en la cabeza de Giorgia Meloni. Será ella quien decida si acudir al médico y quizás conformarse con una benevolencia matizada sobre la reconfirmación de Nello Musumeci a la Región; si elegir al profesor, en caso de falta de acuerdo, a pesar de que el mismo sea apoyado por el faraón y los rencianos; si casarse con la batalla de la bandera, apoyando a su amiga personal, Carolina.

los archienemigos

A estas alturas los lectores saben de memoria el porqué y el para qué de la diatriba.
El presidente quiere volver a postularse para el Palazzo d’Orleans, los Hermanos de Italia lo promueven y pide, en todo caso, certezas de conjunto, sin las cuales, en Palermo, cualquier escenario sería concebible.
Pero como nada humano es independiente de las relaciones humanas, esta es también la historia de dos archienemigos: Nello Musumeci y Gianfranco Miccichè, muy decididos a lograr el objetivo que prevé, en sus visiones irreductibles, la luz verde o el bombardeo para el gobernador de Sicilia.
Se han sopesado las diferencias políticas.
Y sin embargo, quizás, entre los ingredientes de una distancia sideral, ese factor humano cuenta en parte.
Todo el mundo necesita un oponente, uno presunto señor hyde, para mirarte al espejo y entender algo de ti mismo.
Nello y Gianfranco vienen de mundos muy lejanos y quieren quedarse allí firmemente.

El laboratorio político

Sea como sea, no hay escapatoria.
La ruta trazada para el Palazzo delle Aquile
tendrá consecuencias en la navegación para el Palazzo d’Orleans.
La historia del centroderecha, en la cháchara privada que no acaba en los diarios, está impregnada de cálculos, resentimientos, ambiciones que podrían desembocar en una catástrofe, si se mira a través de los ojos de la coalición que la teme.
Sin embargo, hay en la naturaleza dos cosas que logran, milagrosamente, juntar las piezas de una discordia anterior.
Uno es el amor y este no es el caso aquí.
La otra es la política.