Hay muchos palermitanos en el top 10 de películas recomendadas por Netflix, la plataforma de streaming más famosa, y todos protagonizan la misma película”,un soplo de aire“. Algunos son bien conocidos por el público en general: son, de hecho, Tony Sperandeo, Aldo Baglioprotagonista de la película estrenada en cines el 7 de julio y ya disponible en la plataforma, e sergio vespertino.
Entre ellos, sin embargo, también un actor muy joven que todavía asiste al séptimo grado, Samuel Cusimano. Doce años y ya una larga experiencia en el sector del entretenimiento: «Empezó a modelar desde los 3 años -cuenta su madre, Nadia Modica-. Pero no se quedó ahí: también estudia teatro y ha sido protagonista de algunos cortometrajes».
Entre las diversas experiencias, Samuel se formó en el laboratorio Ditirammu, cuya sede se encuentra dentro de los patios culturales Zisa, bajo la dirección de Elisa Parrinello, fundadora del laboratorio permanente de teatro. E inmediatamente la gran oportunidad con el lado de actores del calibre de Baglio y Sperandeo: “Se presentó a las audiciones y el director, Alessio Lauria, estaba enamorado de él -continúa su madre-, hicieron varios encuentros y así empezaron. la su aventura en este importante conjunto».
Una aventura importante en el papel de un personaje igualmente importante. Pero vamos en orden. Salvo (Aldo Baglio), es un emigrante que regresa a su tierra natal, Sicilia, donde se rodó casi en su totalidad la película, tras haber recibido la triste noticia de la muerte de su padre (Tony Sperandeo). Sin duda una triste noticia pero Salvo no parece especialmente interesado en el funeral de su padre, dadas las malas relaciones entre ambos, en lo que se refiere a la herencia de este último, la vivienda familiar.
El protagonista, de hecho, no navega en oro: su negocio, una pizzería abierta en Milán, corre el riesgo de quebrar. La venta del cortijo heredado supondría una salida codiciosa para Salvo, que tendrá que vérselas, no obstante, con su hermano Lillo, muy apegado a los orígenes de la familia y a su tierra y con el que lleva años sin hablar. Así, Salvo, se ve obligado a lidiar con un pasado que tenía cerrado frente a su puerta. Es precisamente en este pasado donde entra en juego Samuele, interpretando a Lillo a los 10 años en los diversos flashbacks que explican al espectador la dinámica familiar y muestran los recuerdos que Salvo ha ocultado a su propia familia milanesa.
«Una gran emoción por este primer papel importante de Samuel», prosiguió su madre, quien luego explicó sus intenciones como pequeño artista: «Lo esperan en la escuela de cine Plan Focal -reveló- cuando cumpla 14 años será capaz de inscribirse. Su voluntad es continuar en el camino de esta gran pasión».
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