Todos contra todos, el centroderecha que no quiere a Palermo

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Una coalición rota.
Una síntesis que no está ahí.
Y se anuncia una posible derrota.

¿Y si al final el centroderecha no quiere alcalde de Palermo? La idea se abre camino en más de una cabeza pensante.
Los próximos años serán dramáticos.
Cualquiera que venga tendrá que lidiar con el pesado legado de la administración anterior.
Es decir, tendrá que llegar a fin de mes, redimir el espectáculo obsceno de los cadáveres apilados en el cementerio de los Rolls, meter la mano en una caótica red de carreteras, arreglar los servicios, no matar de hambre a los ciudadanos…
En una palabra, tendrá que administrar, ni puede ser arrullado por el eco consolador de ninguna visión.
¿Y se imaginan -piensan esas cabezas pensantes, tal vez desorientadas- lo que supondría gobernar el derrumbe, como tarjeta de visita de las posteriores elecciones autonómicas?

En realidad será una sugerencia algo arriesgada..
Pero, en la práctica, sería un motivo capaz de quedar atrapado en la locura de una coalición.
Eso podría ganar, usando una propaganda muy simple sobre los problemas sedimentados que todo Palermo conoce.
Que, sin embargo, se divide, en la imposibilidad de encontrar, si no una síntesis, una trama común, entre el Palacio de Orleans y el Palacio de Aquile. Y que por tanto -comunicación políticamente beligerante tras comunicación políticamente beligerante- parece casi querer perder, prefiriendo la derrota de todos a la victoria de alguno.

Los partidos divididos

Todo quedaría más claro si quién debe tratar de descifrar los despachos de las respectivas facciones podría centrar las divisiones entre los partidos.
Aquí estamos en el epicentro del tripping dentro de las fiestas.
¿La Lega Candida Scoma? Y hay ligas que -lo susurran confidencialmente, por el amor de Dios- preferirían otra cosa.
Forza Italia sincero Cascio? Y hay compañeros de viaje que, por decirlo suavemente, no lo aman, incluso si hoy la desgarrada Forza Italia formalizara su candidatura.
¿Lagalla? ‘La del vuelo de proa’.
¿Puertas? ‘Ni ella está convencida de que quiere ser alcaldesa, es joven, se quemaría, pero fue catapultada por Giorgia Meloni…‘.
Todos susurros oídos, en el confesionario del cuaderno cerrado, que se refieren, sin indicar ‘el pecador’, a subrayar el pecado.
La sustancia de una comunidad que está dando escalofriantes pruebas de sí misma.
Que está traicionando a su pueblo.
Y eso muestra poca atención para una ciudad que puede ser todo menos una moneda de cambio.

Entrevistas, notas y contranotas…

Hasta ayer fue ejemplar narrar el caos nada sosegado que, por ahora, reina supremo.
francesco casio declara a LiveSicilia.it sentirse, de hecho, a un paso de la investidura, ‘unitario’ (Dios no lo quiera).
Inmediatamente después, con una nota, sale a la cancha.
Nino Minardo para la Liga: “Estamos trabajando con Scoma para darle a Palermo una administración que finalmente esté a la altura y que no haya vuelta atrás: creemos en la unidad de la coalición y pedimos a los aliados que apoyen nuestra propuesta”.
Tomar el control lorenzo cesa para la UDC: “La UDC está dispuesta a apoyar a Lagalla, ex rector de la Universidad de la capital siciliana, con mucha convicción.
Espero que sobre este nombre, que es también una expresión de la sociedad civil, haya una convergencia de todo el centroderecha”.
Todos, mientras esperan compacidad y envían postales de vítores, saben muy bien que están presentando el escenario opuesto.
Una comunidad desgarrada que ya no puede pretender no serlo.

Micciché y Musumeci

Los días que debieron reconstruir el perímetro de un acuerdo parecen, por tanto, marcar una ruptura difícil de recomponer que podría presagiar un ‘todos por separado y cada uno para sí’, tras las polémicas declaraciones de Gianfranco Miccichènúmero uno de Forza Italia, en la dirección del Presidente de la Región, Nello Musumeci, con réplicas adjuntas.
Ni la orilla de luca sammartino.
El juego de Palermo, en la dinámica del centroderecha, parece casi un reflejo desvaído del juego mayor de la Región.
El pecado más imperdonable.
¿Cómo podrían salvar Palermo quienes no la han elegido como prioridad y misión absoluta?

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