Palma di Montechiaro, 89 años asesinado: pidió cadena perpetua para el cuidador rumano

El lazo con el que se ataron las muñecas de la víctima a la silla, en lugar del nudo, dirigió de inmediato a los investigadores hacia una mujer. Las confidencias hechas a un amigo, las escuchas telefónicas en prisión, donde acabó con otra historia, junto al análisis de las células telefónicas que han reconstruido el camino y, por último, el hallazgo del coche de la víctima, que hubo que hacer para desaparecer por una valla que, en cambio, decidió quedársela, hizo el resto: la fiscal Cecilia Baravelli no tiene dudas. La pena exigida, por tanto, es la máxima: cadena perpetua con tres meses de incomunicación.

Fue la rumana Dana Mihaela Nicoleta Chita, de 26 años, quien fue detenida el 20 de noviembre de 2020, según el fiscal, para matar a Michelangelo Marchese, de 89 años, en la noche entre el 11 y el 12 de julio del mismo año. El anciano no solo la había contratado como cuidadora, sino que le había prometido que se casaría con ella, dejándole la herencia.

“Fue un asesinato brutal -subrayó la fiscal-, ella no tuvo reparos en matarlo para robarle las pocas monedas que guardaba en casa y robarle un auto viejo”. Todos los elementos recogidos en la investigación y luego en el juicio, según afirma el magistrado de acusación, van en la misma dirección. La mujer, que presuntamente actuó con otros cómplices no identificados, lo estranguló y mató tras inmovilizarlo con cinta adhesiva en la que se encontraron rastros de ADN. En la vivienda del anciano, que fue encontrado inmovilizado en una silla por los bomberos, no había señales de entrada forzada. “La circunstancia -añadió el fiscal- representa una confirmación más de que fue asesinado por alguien que tenía las llaves”.

El cuerpo fue descubierto por los bomberos, quienes intervinieron tras el reporte del hijo que no pudo contactarlo. El caso se resolvería al descubrirse la desaparición del auto del anciano, el cual fue robado por la mujer, solo para intentar deshacerse de él. El coche había sido entregado a un preso, que debería haberlo demolido pero, en cambio, decidió quedárselo. “Tanto que no tenía carnet de conducir -dijo el hombre en la sala del juicio durante el juicio-, si me hubieran detenido igual lo habrían demolido”. Giuseppe Sorce, acusado de recibir el coche, confirmó ante el tribunal que lo había recibido, negando saber de dónde procedía.

Tras la acusación, hubo los alegatos de los defensores de la parte civil, Vito Cangemi y Giuseppe Cacciatore, y del abogado de los acusados, Angelo Asaro. El Tribunal de lo Penal presidido por Wilma Angela Mazzara deberá dictar sentencia el próximo 30 de septiembre, luego de las réplicas que pudieran surgir del representante del fiscal o de los defensores.

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