Nunca tantos suicidios en las cárceles: el Ucciardone está inmediatamente después de Foggia y San Vittore

Desde principios de año, 74 personas se han suicidado en una prisión. Nunca tantos desde que se registraron estos datos. La asociación Antigone lleva la cuenta.
El dramático récord anterior fue en 2009, cuando 72 personas se habían suicidado en 12 meses pero en ese momento había 7.000 reclusos más. Además, aún quedan dos meses para que finalice el año. Los suicidios son un tema sobre el que el ministro de Justicia, Carlo Nordio, ha asegurado su compromiso, al considerar la prisión “una prioridad absoluta”.

Además del valor en términos absolutos, el principal indicador para evaluar la evolución del fenómeno es la tasa de suicidios, es decir, la relación entre el número de casos y el promedio de personas detenidas durante el año. Con base en los datos referentes al mes de septiembre, con un promedio de presencias igual a 54.920 reclusos y 65 muertos en nueve meses, la tasa de suicidios equivale a unos 13 casos por cada 10.000 detenidos. Nuevamente, explica Antigone, este es el valor más alto jamás registrado. Más de 21 veces más personas mueren en prisión que en el mundo libre.

Otra cifra dramática es la de los suicidios entre reclusos: hasta el momento han sido cinco, con una tasa superior a la de los hombres, equivalente a casi el 22%. En 2021 y 2020 “solo” dos mujeres se habían quitado la vida. Ninguno en 2019. Casi el 50% de los casos de suicidios corresponden a personas de origen extranjero, con una incidencia significativamente mayor entre estos presos, que rondan el 30% del total.

Las prisiones de Foggia y Milan San Vittore son las dos instituciones con mayor número de suicidios durante el año, con cuatro muertes cada una. Le siguen los institutos de Roma Regina Coeli, Monza, Florencia Sollicciano, Turín y Palermo Ucciardone con tres muertos.

“De la poca información disponible, parecería que alrededor de un tercio de los casos de suicidio correspondieron a personas con alguna patología psiquiátrica conocida o sospechada y/o adicción a sustancias, alcohol o drogas”, explica Antigone, quien en sus visitas ha recogido un siempre- creciente número de denuncias sobre personas encarceladas con patologías psiquiátricas y sobre la dificultad de interceptar y gestionar este tipo de situaciones lucha por los derechos en las cárceles “es necesario mejorar la vida dentro de las instituciones, reducir en lo posible la sensación de aislamiento, marginación y la ausencia de esperanza para el futuro”. De ahí una serie de propuestas de modificación del reglamento: “más llamadas telefónicas que puedes hacer en cualquier momento, directamente desde tu sala de prisión, no solo a familiares y terceros que representen vínculos significativos, sino también a las autoridades de garantía” y “ más entrevistas”. También se debe prestar especial atención en el momento de la entrada y salida de la prisión, con departamentos ad hoc para los recién llegados, un servicio de recepción estructurado en el que se les informa sobre los derechos y normas dentro del centro penitenciario, luego el uso de entrevistas con psicólogos o psiquiatras. y mayores contactos con el mundo exterior.

Peticiones dirigidas al ministro de Justicia Nordio, quien tras la noticia de dos suicidios en un día en prisión el sábado, dijo que visitará las instituciones más difíciles lo antes posible: “La prisión es una prioridad absoluta para mí”.

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