La procesión del simulacro de plata cruza Palermo por la Inmaculada Concepción

El momento del homenaje floral a la Virgen, que se encuentra en lo alto de la columna de la Piazza San Domenico, es una etapa en el camino de los portadores del simulacro de plata de la Inmaculada Concepción. La procesión comienza con “la scinnuta” (bajada), por medio de una plataforma particular que elimina la diferencia de altura entre el nivel de la calle y la entrada a la Basílica de San Francesco d’Assisi.

Llevado a lo largo de Corso Vittorio Emanuele y via Roma, el simulacro llega a la columna votiva en Piazza San Domenico, donde presenciamos la ofrenda de flores a la Virgen, a manos de los Bomberos. Tras la aclamación popular, el simulacro, escoltado por las autoridades civiles y eclesiásticas, es llevado hasta la Catedral.

Después de que las autoridades eclesiásticas y civiles y el superior de la cofradía estamparan sus firmas en un registro especial, los cohermanos reunidos alrededor del fercolo reanudaron el viaje de regreso hacia la basílica, de ahí el nombre de puerto y trasbordo. Una vez en la plaza frente a la entrada de la basílica, el simulacro se detiene para afrontar el último esfuerzo que es la entrada, precedida por el rezo de la oración mariana por excelencia, es decir, el Magníficat. Para “l’acchianata” (el ascenso) se repiten los mismos movimientos adoptados para la salida. Cuando un toque de trompeta da la señal, el fercolo, mantenido izado, es introducido, con gran esfuerzo por los portadores, en el interior de la basílica. Todo esto transcurre entre los aplausos de los fieles.

En este día la comunidad dominicana participa en la misa solemne en la iglesia franciscana. Cabe precisar, en efecto, que el recorrido de la procesión y su parada en San Domenico renuevan la hermandad entre dominicos y franciscanos tras un largo período de divisiones, al final del cual, la estatua de la Inmaculada fue colocada sobre la columna. frente a la sede dominicana.

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