Hay quien lo recuerda y quien (todavía) no sabe qué es: así que “u Piattinu ri salumi” vive de nuevo en Palermo

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De una memoria nostálgica y del deseo de darlo a conocer a las nuevas generaciones, hoy la ciudad recupera la posesión de aquel platillo histórico gracias a una nueva putìa contemporánea.

Puertas abiertas, música ambiental.
Mesas y sillas de buen gusto Clásico que te dan la bienvenida.

Souvenirs, objetos de lo obvio atractivo siciliano y colgar postales que remiten a un caos que sólo es tal en apariencia.
Una gran barra que combina a la perfección el estilo típico de una antigua fábrica de embutidos con el de una coctelería moderna.

Es aquí donde, como en un mágico viaje al pasado, nos encontramos catapultados a otra dimensión que los más nostálgicos (y aún mayores) asociarán inmediatamente con un período histórico concreto.

Hablamos de esa época, ciertamente vivida por los mayores de 50 años, en la que un palermo todavía no había supermercados ni centros comerciales.
Cuando las compras se hacían en las pequeñas tiendas familiares, los famosos “puta“, y cuando el carnicero era casi uno de la familia que te invitaba a degustarlo.

No había carnes y quesos envasados ​​y listos para usar.
Todo se vendía a granel y por ello, el pedido que con más frecuencia recibió el gastrónomo fue el del famoso “platillo de mil liras“(pero también de dos, tres y cinco mil liras): un plato mixto de fiambres y quesos, elegido por el carnicero y listo para ser degustado en el lugar o para llevar a casa y” cunzati “en un buen sándwich.

Es de esa memoria nostálgica y del deseo de darla a conocer a las nuevas generaciones, que hoy Palermo toma posesión de ese platillo histórico gracias a un nuevo putia contemporáneo que podríamos definir como un auténtico “salami-bar”.

Revivieron ese ambiente típico de las tiendas de antaño Daniel y Greta Bellavista quienes, junto a su padre Maurizio, han reproducido un bistró contemporáneo donde uno se siente como en casa y al mismo tiempo se respira la profesionalidad y calidad de las materias primas locales.

Es pequeño y por eso se llama Estudio.
Y es el hermano menor de Locale, un bistró y coctelería inaugurado en 2017 por la familia Bellavista que ahora ha decidido ampliar su oferta, en nombre de la sicilianidad y ese ambiente acogedor que caracteriza a sus “criaturas”.

“La idea de reconvertir lo que antes era un almacén que se encuentra justo al lado del local –explica Daniel– nació del deseo del padre Maurizio de ampliar la propuesta para el horario de almuerzo, manteniendo ese sentimiento de “hogar” que nos distingue.
“.

Así nació esta pequeña tienda-despensa en la que podrás degustar los clásicos y más sencillos todos los días, de lunes a domingo, de 10.00 a 20.00 horas.
Sándwiches Cunzatiel más buscado”belli cunzati“, y el “Conzatillu“, ideal para los que quieren hacerlo ellos mismos y eligen (por consejo del tendero) la conza y el bocadillo que prefieren.

Y luego está él: “tu plato“, una bandeja de embutidos envueltos en papel, acompañados de toques de queso y pan estrictamente casero.

Studio no es solo un lugar donde el caos (solo aparente) es en realidad el resultado de una elección estratégica precisa e impecable, sino que también representa la continuación de un sueño familiarla del padre que logró abrir un negocio con sus hijos y en su ciudad.

Como el hijo mayor local, hasta la pequeña familia conserva ese doble sentido que hace convivir en un mismo lugar el fuerte sentido de pertenencia a Sicilia (basta leer el menú para darse cuenta) y ese encanto de contaminación del mundo, fruto de 10 años vividos en el extranjero por Daniel, entre los clubes de Ibiza, Milán y San Francisco.

El estudio fortalece así el vínculo familiar entre los dos hermanos y el padre que, a su vez, repercute en la relación con los chicos, el personal y finalmente, con los clientes.
Así, como en una gran familia que tiene en su “local” el punto de referencia y encuentro para sentirse bien juntos.