Error de Cuffaro, pero a Palermo le dolieron los buenos

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Las críticas al centroderecha, la polémica por los condenados, pero ¿quién ha gobernado hasta ahora?

El regreso de Totò Cuffaro a la política suena inapropiado. Más allá de la explotación que intenta engrosar las sombras preventivas sobre cualquiera que apoye al candidato de centroderecha, roberto lagallaparece sensato subrayar un error fundamental.

Cuffaro debe ser considerado reeducado de su carrera penitenciaria: organizó una asociación en Burundi y ciertamente no porque aspire a la presidencia, presentó reflexiones no triviales sobre la detención en Italia, pidió legítimamente ser considerado un hombre nuevo.
Y es una impecable solicitud de readmisión social.
La palabra ‘mafia’ que destaca en la frase que le concierne no impide la vuelta a la vida, pero la política necesitaría figuras inmaculadas.
Y los spots, de diversas formas, que tienen que ver con la Cosa Nostra, especialmente en Sicilia, siguen siendo prueba del olvido, como bien han señalado los familiares de las víctimas.
Nadie puede olvidarlo.

Esto no quiere decir que Totò Cuffaro y quien está con él son la expresión de una maldad endémica, ni que la coalición de centro-derecha agrupe una guarida de empresarios y réprobos.
La sospecha, sin prueba, es sólo la antesala del prejuicio.

Sin embargo, hay otro aspecto a tener en cuenta: allá cazando audifonos, con una mirada de centro-derecha, le está dando a la campaña electoral de Palermo un tono excesivo y surrealista.
Excesivo porque, en más de una ocasión, ha dado lugar a invectivas que van más allá de una reflexión en profundidad sobre la relación entre los condenados por mafia y la política.
Tal discusión debe llevarse a cabo en un lugar libre de venenos en la sociedad, no apartada para propósitos de consenso.

Surrealista porque no estamos hablando de Palermo de ninguna manera, de sus muchos problemas y sus difíciles aspiraciones, si no en líneas generales, del libro de los sueños.
Las ciudades también, al igual que las personas, tienen derecho a esperar un futuro mejor.
No se hace mención a ello, pues el centroderecha se atrinchera en la defensa de su propia integridad, bajo los golpes del centroizquierda -si fuera un ficción, la segunda formación sería prerrogativa de los buenos, o autoproclamados, que atacaron con vehemencia los puntos débiles de Cuffaro y Dell’Utri.

Sin embargo, si queremos mirar las heridas de Palermosu cementerio sin dignidad, sus calles ruinosas y los miles de otros problemas de una capital ruinosa, sólo pueden saltar a los ojos de un hecho difícil que puede ser refutado: fue sobre todo el gobierno del bien, al menos en los últimos años.
, para reducirlo de esta manera. (Roberto Puglisi)

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