Benedicto XVI, el 3 de octubre de 2010, la visita a Palermo y la invitación a rebelarse contra la mafia: "camino de la muerte"

Hace poco más de 12 años, el 3 de octubre de 2010, un Palermo lleno de fieles acogía Benedicto XVI. Fue su primera y única visita pastoral a Sicilia durante su pontificado. Ratzinger llegó a la ciudad ese domingo por invitación de la archidiócesis siciliana y de los obispos con motivo de la conferencia sobre los jóvenes y la familia.

Quienes estuvieron en Palermo ese día difícilmente habrán olvidado esos momentos. La ciudad estaba a los pies de su papa. Miles de personas habían venido de todas partes de Sicilia, muchas carreteras estaban bloqueadas y controladas, también porque Benedicto XVI para llegar al Foro Itálico donde se había instalado el escenario donde le esperaban unas 200.000 personas, cruzó la ciudad a bordo del papamóvil donde miles de otros fieles se agolpaban detrás de las barreras.

Benedicto XVI en Palermo: las palabras contra la mafia

En su homilía, Ratzinger recordó a las víctimas de la mafia, como don Pino Puglisi, Falcone y Borsellino, e invitó a los jóvenes a no doblegarse y no tener miedo al crimen organizado. “Sé que en Palermo, como en toda Sicilia, no faltan las dificultades, los problemas y las preocupaciones: pienso, en particular, en aquellos que realmente viven su vida en condiciones precarias, por falta de trabajo, incertidumbre por el futuro, de sufrimiento físico y moral y, como recordó el Arzobispo, por el crimen organizado”, dijo ese día.

Luego añadió: “Hoy estoy entre vosotros para dar testimonio de mi cercanía y de mi recuerdo en la oración. Estoy aquí para animaros con fuerza a que no tengáis miedo de dar un claro testimonio de los valores humanos y cristianos, tan profundamente arraigados en la fe y en la historia de esta zona y de su población”, dijo ese día.

Durante la visita de ese domingo, también se reunió con los jóvenes en Piazza Politeama, pronunciando la frase más fuerte contra la mafia: “No cedan a las sugerencias de la mafia, que es una camino de la muerteincompatible con el Evangelio”. De regreso al aeropuerto, al final de la visita, un hecho no planeado: pidió detenerse frente a la estela conmemorativa de las víctimas de la masacre de Capaci, y allí colocó una ofrenda floral.

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